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Queridos argentinos, qué semanas y meses hemos pasado desde abril. Sé perfectamente todas las cosas que deben estar pensando y sintiendo, y las sé porque yo también lo siento. Por eso voy a explicarles por qué estamos pasando lo que estamos pasando, por qué cuando parecía que veníamos bien sentimos que volvemos para atrás. Y les voy a hablar desde el corazón con la verdad como siempre lo hice, y también con la convicción de que si seguimos adelante vamos a lograr esa Argentina que soñamos hace mucho, mucho tiempo.
¿Se acuerdan que hace casi un año convoque, inmediatamente después de las elecciones de medio término, a los principales dirigentes de todo el país, para comprometernos en trabajar juntos en tres consensos básicos -así los llamé- sin los cuales es muy difícil que podamos crecer? El primero es avanzar hacia un equilibrio de las cuentas públicas porque no podemos gastar más de lo que tenemos, hacerlo nos lleva a tener más inflación y pedir más plata prestada; lo segundo es poner el trabajo formal, el trabajo de calidad, como eje de nuestro camino de desarrollo; y el tercero es construir un Estado sin corrupción. Todo lo que nos pasó en estos días muestra que esos consensos son más urgentes que nunca. Por eso quiero renovar mi compromiso y el de este equipo valioso que es Cambiemos de respaldar estos consensos. E invito una vez más a toda la dirigencia argentina, la política, la Justicia, los gremios, la sociedad civil, a comprometerse con ellos.
En estos meses se desataron todas las tormentas juntas pero no por eso vamos a perder las esperanzas, debemos madurar como sociedad y no seguir viviendo por arriba de nuestras posibilidades, ni convivir más con la corrupción. El camino a recorrer siempre fue difícil y como en todo camino difícil hay avances y retrocesos, no es lineal. Los argentinos llevamos décadas de crisis recurrentes, déficit permanente, deuda para cubrir, inestabilidad cambiaria, inflación, y terminar con esto iba a llevar tiempo. Esto no se podía hacer de un momento a otro, había que cambiar muchas cosas y tomar decisiones que eran antipáticas, antipáticas en un momento, por más que siempre son indispensables para el bien de todos. Por eso lo que hicimos es pedirle al mundo que nos apoyara en un cambio gradual, primero para cuidar a los más vulnerables, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo o quienes reciben programas sociales como Hacemos Futuro, todos, todos los que necesitan más acompañamiento.
Y es muy positivo, es muy positivo que desde el principio y ahora más que nunca el mundo nos apoye, y durante dos años el mercado también lo hizo. Esto que nos está pasando ahora pudo haber pasado en enero del 2016, porque recibimos un Estado que gastaba aún mucho más que lo que recaudaba, no había reservas en el Banco Central, había un montón de cepos y distorsiones en la economía. Ya en ese momento no había los dólares para sostener la economía argentina. ¿Pero qué pasó? La euforia que generamos con el cambio, que el cambio ganara las elecciones y haber frenado el camino que nos llevaba a ser Venezuela, nos ayudó a convencer a quienes nos prestaban la plata de que nos dieran tiempo para arreglar nuestros problemas estructurales en unos años. Y durante mucho tiempo nos fue bien, la economía creció casi dos años seguidos, bajamos la pobreza y creamos cientos miles de puestos de trabajo.
Dimos vuelta la situación de la energía con mucho sacrificio y hoy gracias a Vaca Muerta y otras inversiones pronto vamos a tener energía abundante que va a generar mucho trabajo y dólares para el país. Logramos además poner en marcha industrias como las renovables, el turismo, las industrias del conocimiento, muchos sectores que nos marcan que tenemos un enorme futuro. El transporte para los argentinos se hizo más accesible tanto en avión, como por vía terrestre. Hicimos y seguimos haciendo obras de infraestructura en rutas, puertos, aeropuertos, trenes de carga, telecomunicaciones, que nos están permitiendo conectar este país grande y maravilloso que tenemos. Y dimos un impulso fundamental al campo, nuestra gran industria de calidad mundial, que respondió con una cosecha récord antes de sufrir la sequía de este año.
Pero después de dos años y unos meses la situación cambió y en buena parte por cuestiones que están fuera de nuestro control. Primero sufrimos la peor sequía en más de medio siglo; y también ustedes saben que por una mala política del Gobierno anterior, actualmente importamos petróleo, y desgraciadamente el precio del petróleo en el mundo aumentó, subieron las tasas de interés en Estados Unidos al ritmo más rápido de los últimos años, y China y Estados Unidos iniciaron una batalla comercial que perjudicó a países como el nuestro. Todos estos cambios en el mundo no los podíamos prever y los estamos enfrentando de la mejor manera.
El conjunto de estos problemas provocó que quienes nos prestaban plata para llegar al otro lado del río, empezaran a dudar, a dudar de nuestra capacidad de lograr lo que nos proponíamos. Y al tomar decisiones para enfrentar este nuevo escenario tomamos medidas que generaron algunas dudas, que nosotros como Gobierno tenemos que aclarar, y justamente estoy acá hoy haciéndolo. También otras dudas las generamos como argentinos, porque no fuimos capaces de mostrar unidad en nuestro compromiso de avanzar con las reformas estructurales; me refiero a que se aprobaron leyes que destruían el presupuesto aprobado, y eso obviamente generó un impacto negativo, un impacto que aumenta la percepción de riesgo de la Argentina. Y el dólar empezó a subir.
Ante esta situación reaccionamos rápido, le pedimos ayuda al Fondo Monetario Internacional y logramos un apoyo inédito para ningún país en la historia del Fondo, inédito, por el monto, la rapidez y por las condiciones que conseguimos.
Y cuando pensamos que se habían despejado todas las dudas sobre nuestra capacidad de cruzar al otro lado del río, pasaron cosas que volvieron a sembrar dudas, una fueron los problemas de Turquía, y sobre todo en Brasil, y la otra es el escándalo de los cuadernos que sin duda constituyen un antes y un después para terminar con la corrupción que tanta pobreza nos ha traído. Pero en el corto plazo afecta la imagen del país y genera más dudas sobre nuestra capacidad de conducirnos con seriedad. Pero todo esto no hace más que confirmar que hasta que la Argentina no tenga un presupuesto propio, que lo haga un país sólido e independiente, los argentinos vamos a estar expuestos a cualquier crisis externa.
Conociendo este panorama llamamos al Fondo y les explicamos la nueva situación, y el Fondo accedió a hacer un nuevo plan. Hoy nuestro equipo viaja para allá para tratar de llegar a un acuerdo lo antes posible. Estamos viendo los detalles técnicos que van a estar listos en días y esto va permitir despejar definitivamente cualquier duda sobre nuestro financiamiento en 2019.
Lo que tenemos que enfrentar es un problema de base que es no gastar más de lo que tenemos, y creo que los argentinos, creo que en todos nosotros ha crecido la conciencia de que no podemos seguir gastando más de lo que tenemos, vivir por arriba de nuestros ingresos, y mucho menos convivir con la corrupción. Tenemos que seguir haciendo todos los esfuerzos para equilibrar las cuentas del Estado, este es un proceso y en ese proceso todavía faltan muchas decisiones para que lleguemos a ese equilibrio.
Para cubrir lo que falta durante esta transición, que se ha transformado en emergencia, vamos a pedirles a quienes tienen más capacidades para contribuir, me refiero a aquellos que exportan en la Argentina, que su aporte sea mayor; hoy mismo el ministro Dujovne va a darles detalles sobre este punto. Sabemos que es un impuesto malo, malísimo, que va en contra de lo que queremos fomentar, que son más exportaciones para generar más trabajo de calidad en cada rincón de la Argentina, pero les tengo que pedir que entiendan que es una emergencia y necesitamos de su aporte.
En cuanto al equipo de Gobierno he tomado la decisión de reducir la cantidad de ministerios a menos de la mitad, los gobiernos tienen distintos momentos y en cada momento tal vez se requieren equipos diferentes. Dado este momento que viene por delante, he decidido compactar más mi equipo, para sí poder dar una respuesta más focalizada en la agenda que se viene.
Con estos cambios que estamos haciendo en el equipo, con las medidas que va a anunciar el Ministro y con los avances que estamos haciendo con el Fondo, empezamos a superar la crisis cuidando siempre, siempre a los que más necesitan, porque sabemos que con esta devaluación la pobreza va a aumentar y vamos a estar, vamos a estar ahí, para quienes más expuestos estén en este momento.
Por eso las personas que reciben Asignación Universal por Hijo y otros programas sociales van a recibir un refuerzo en septiembre y diciembre, también vamos a reforzar los programas alimentarios en todo el país para garantizar disponibilidad de alimentos en los comedores y en merenderos. Y a partir de este mes vamos a reforzar el programa de Precios Cuidados con especial foco en alimentos de la canasta básica. Esto se suma a lo que ya estamos haciendo para acompañar a miles de familias, seguiremos empujando cada vez más El Mercado en tu Barrio que ha sido un éxito porque llega a productos más baratos a la gente sin intermediarios.
Y vamos a seguir cuidando lo que pagan nuestros jubilados por sus medicamentos; ustedes saben que los afiliados del PAMI hoy ahorran hasta un 14 por ciento frente a cualquier otro jubilado de otra obra social o prepaga. También vamos a seguir con los créditos ANSES, apoyando a los argentinos que necesitan un préstamo para seguir mejorando su vivienda o cosas que necesiten.
Pero también sabemos que estas medidas nunca son suficientes, pero estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para poder atravesar juntos este momento, y cuando lo atravesemos vamos a dejar atrás décadas de navegar sin rumbo, de conformarnos con poco, de caernos y levantarnos y volver a caer una y otra vez.
Todos estos cambios y medidas que van a ser anunciadas en el día de hoy tienen que ver con escuchar, escuchar a los que piensan distinto, escuchar a muchas personas que respeto aunque no estén en mi Gobierno, escucharlos a todos y todo lo que fueron sintiendo.
En lo que respecta al presupuesto estamos avanzando muy bien con dirigentes de la oposición, porque les recuerdo que nunca tuvimos mayoría en el Congreso: nunca. Es histórico que un gobierno trabaje con la oposición en el presupuesto antes de ser enviado al Congreso, y tener un presupuesto acordado por una parte importante de la dirigencia política es demostrar que entendimos que tenemos que sacarle a la gente esta mochila cargada de un Estado que gasta mucho más de lo que tiene.
Conocemos cuáles son las dificultades y tenemos claro qué es lo que debemos hacer; sabemos cómo vamos a crecer. Estamos cansados de vivir con miedo, miedo a no llegar a fin de mes, miedo a los patoteros, a los corruptos; miedo a qué pasa con el dólar; miedo a que los esfuerzos que hicimos no sirvan o no alcancen. Créanme que lo sé y que no dejo de pensar en cómo superarlos. Sé que quieren una Argentina segura, previsible, con menos fantasmas y más soluciones. Por eso estamos cambiando las cosas de raíz, sin atajos, para retomar lo más rápido que sea posible un camino de crecimiento, pero no un crecimiento de corto plazo para ganar elecciones, sino un crecimiento permanente. Vinimos para hacer un cambio verdadero, es por eso que fuimos elegidos por los argentinos, porque saben que somos distintos de un pasado que rechazan.
El golpe que recibimos en estos cinco meses es duro: el mundo nos volvió a decir que vivíamos arriba de nuestras posibilidades. Creímos con excesivo optimismo que era posible ir ordenando las cosas de a poco, pero la realidad nos demostró que tenemos que ir más rápido. Durante mucho tiempo los argentinos no pudimos tomar conciencia del desfasaje de nuestras cuentas y ahora nos toca reconocerlo, asumirlo; nos toca ser la generación que entiende nuestro problema, ser la generación que se hace cargo. ¿Nos fácil? Claro que no es fácil, nada es fácil, me encantaría que ustedes tengan todo lo que necesitan. ¿Creen que me hace feliz contar esta realidad? ¿Creen que me hace feliz no darle los recursos a la gente que más lo necesita? ¿Quién puede pensar que yo no querría pagarles a todos los profesores universitarios todo lo que piden? Claro que querría darles más aumento a los profesores universitarios, también a los enfermeros, a los policías. Me encantaría tener más presupuesto para Ciencia y Tecnología, donde se construye el futuro del país; o avanzar más rápido con las obras de cloacas, agua potable, rutas, jardines de infantes que prometimos. Pero nuestro problema es que para empezar a construir el país que queremos y para hacer todas esas cosas y más, tenemos que equilibrar nuestras cuentas; cualquier estrategia de desarrollo necesita empezar por ahí, con un Estado que gaste menos de lo que ingresa. Décadas y décadas arrastrando este mismo problema, siempre engañándonos, postergando este debate.
Yo siento que llegó la hora, que estamos maduros; sabíamos que este camino era difícil, pero es el camino real, es de largo plazo, el que trata de salir de la lógica del día a día y la coyuntura.
El cambio es un cambio de raíz, profundo, de verdad, no porque seamos personas iluminadas que creemos tener razón, sino porque escuchamos todos los días a los argentinos que nos dicen que esto tiene que ser de verdad. Y no nos confundamos, el fracaso en la Argentina es que siendo uno de los países potencialmente más ricos del mundo tengamos más de un tercio de los argentinos en la pobreza; es un fracaso que en setenta años no podamos resolver nuestro equilibrio fiscal, y que nos haya echo convivir la misma cantidad de años con la inflación, que hace que tengamos que estar siempre con el corazón en la boca y con tantas personas sin un trabajo de calidad Crisis hubo muchas y los argentinos lo sabemos muy bien, pero ahora tenemos un Gobierno que enfrenta la realidad sin esconderla, honestamente, con la cabeza abierta para dialogar con todos, pero al mismo tiempo sin tener miedo a pagar los costos que tiene hacerse cargo de esta realidad y cambiarla.
En esta transformación que emprendimos hay momentos llenos de vigor y entusiasmo, pero hoy nos toca recorrer un momento difícil, entonces miremos la película, no la foto. Tenemos que solucionar de manera madura y responsable nuestros problemas. Y en ese camino de crecimiento y de desarrollo no hay una herramienta mágica, sí hay ideas concretas, realidades, cifras, proyectos. Esta vez el cambio es verdadero, porque tenemos cada vez más un Estado que hace las cosas al servicio de la gente, al servicio de la gente y no de la mala política. Los argentinos estamos entendiendo la situación, con la humildad para aceptar los problemas y la templanza para seguir haciendo el esfuerzo correcto.
Todos tenemos que ceder en algo si queremos avanzar. Los argentinos cambiamos, la Argentina cambió. Los últimos sucesos nos han permitido poder conocer cómo funcionaba una Argentina sin valores que no puede y no va a volver de ninguna manera; aun en los momentos de más duda la gran mayoría tenemos una voz que nos dice “esto tiene que salir bien”, porque este es un momento distinto a todos los que vivimos en el pasado, y es distinto porque estamos siendo protagonistas; es distinto porque esta vez es con la verdad sobre la mesa y sin corrupción.
Sé que estos dos años y medio han sido difíciles, pero todo lo que cuesta en la vida vale la pena y es algo que después nadie te lo saca: terminar la universidad, tener tu casa propia, que tus hijos crezcan felices; todo eso requiere de un esfuerzo. Y gobernar un país es similar, cuesta, pero la respuesta, la recompensa es conseguir que cambie en serio para bien de todos.
Esta crisis no es una más, tiene que ser la última. Y sepan que no me van a encontrar de lado de los que por poder o por dinero hipotecan el futuro del país; no me van a encontrar del lado de los que especulan pensando en la próxima elección: me van a encontrar del lado de los que dejan la vida por ustedes.
Para mí no es fácil, quiero que sepan que estos fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro, pero ni por un minuto dejé de hacer lo que estuvo a mi alcance para enfrentar con ustedes lo que estamos viviendo, porque sé que el mayor esfuerzo, el esfuerzo más grande es el que están haciendo cada uno de ustedes y sus familias; es el que hacen cuando se levantan y ven que la situación está difícil, que el bolsillo aprieta, que las cosas cuestan mucho. Encima aquellos que se oponen al cambio pronostican el caos para generarnos miedo y que renunciemos a este cambio profundo. Por eso más que nunca tenemos que seguir juntos hacia adelante, con la determinación de que sí se puede.
Tengo la fortaleza necesaria y estoy acá por ustedes, pero los necesito a ustedes más convencidos que nunca frente a los predicadores del miedo; necesito que los enfrenten con convicción, con alegría, con esperanza. Cambiar es crecer, y crecer es enfrentar las dificultades que a veces son inmensas y asustan. ¿Pero saben qué? La última palabra la tenemos nosotros, los argentinos que estamos hartos de un pasado que no debe volver. Cambiar supone enfrentar a los que se resisten al cambio, porque el cambio significa que no haya más privilegios, que todos tengamos que hacer el mismo esfuerzo, tener el mismo respeto por el otro, saber escuchar y saber aportar. Y sé que los argentinos tenemos capacidad suficiente para lograr este cambio, los argentinos queremos que nuestro país sea más, mucho más que una colección de cuadernos escandalosos.
Quizás esta es la última oportunidad que tenemos de que la verdad salga a la luz. Y nos toca vivir el siglo XXI que es un siglo lleno de desafíos, lleno de conflictos, pero existe a una gran oportunidad para los argentinos si somos capaces de madurar y aceptar cuáles son las tareas que tenemos pendientes hace muchos años. Sigo creyendo sin dudarlo que tenemos todo para salir adelante, absolutamente todo.
Muchas gracias.